Florius está en Colombia desde 2017 y se registró en la Cámara de Comercio para comenzar todas sus exportaciones durante 2019
¿Se imagina una empresa familiar de origen neerlandés, inglés y keniano que ahora produzca y exporte flores colombianas, además de tener un hato ganadero y contribuir a la reforestación del país? Esto es lo que hace Florius, que llegó a Colombia en 2017, pero fue hasta mayo de 2018 que formalizó su registro ante la Cámara de Comercio. De acuerdo con su gerente, Julián Pérez, se enfocan en verónicas, hypericum y están comenzando a introducir nuevas variedades como el eupatorium.
Con esta introducción podría parecer que la empresa lleva muchos más años de los que en realidad ha funcionado, pues tan solo con 29 años en el mercado y ocho años en Colombia ha logrado destacar no solo por su producción de flores frescas, sino también por el cuidado que le dedica a cada momento del proceso, desde el cultivo hasta el envío. En este sentido, 2018 fue un año relevante para la empresa, pues también estableció sus cultivos cerca del Cañón de las Garrapatas, en Valle del Cauca, entre El Dovio y Roldanillo. En la actualidad, también cuenta con un centro de poscosecha y distribución en Pereira.
Sin embargo, y tal vez uno de los días más importantes de Florius en Colombia, fue el 11 de septiembre de 2019, pues fue el día que se envió la primera carga de flores al exterior, lo que más tarde consolidaría sus relaciones con Países Bajos y EE. UU., además de los envíos ocasionales que hace a Japón. Esto, después de realizar el proceso del ICA que terminaría por certificarle como exportadora de ornamentales. Su proceso se encarga de unir “las bondades de la agricultura colombiana con la innovación técnica holandesa”.
Entonces, Colombia no fue elegida aleatoriamente para ser uno de sus centros productivos, pues de acuerdo con Julián,la ubicación de los cultivos cuenta con “el ecosistema ideal para el desarrollo de flores de verano, permitiendo que las plantas crezcan con una vitalidad y coloración excepcionales”. Esto, mezclado con tecnologías que incluyen sistemas de riego de alta eficiencia y programas de nutrición diseñados particularmente para las variedades florales que manejan, además de tener un esquema de manejo integrado de plagas sostenible. Julián afirmó que “el objetivo es claro: obtener plantas robustas, con tallos firmes y una vida extendida en florero, que es el sello de calidad de nuestra marca”.
Tomado de: Agronegocios